
En Baja California Sur, uno de los dulces más emblemáticos es la famosa paleta de saladito, una combinación única que fusiona el sabor dulce del caramelo con un toque salado que la hace irresistible. Su peculiar mezcla de sabores es un verdadero sello de la gastronomía local.
La conexión entre la paleta de saladito y la ciruela del monte
La clave de este delicioso dulce está en la ciruela del monte, un fruto típico de la región. Se dice que en La Paz, “quien no prueba las ciruelas del monte, no conoce La Paz”, especialmente aquellas que crecen en la zona de El Mogote, una lengua de tierra que se extiende en la bahía y se puede ver desde el malecón.
La magia ocurre cuando estas ciruelas son deshidratadas y cubiertas con sal, un proceso que las convierte en el ingrediente principal de la paleta de saladito. Este proceso, que da un giro salado al dulce, es lo que hace que la paleta sea tan especial.

La historia del dulce sudcaliforniano
El origen exacto de la paleta de saladito es incierto, pero se cree que una familia originaria de Guadalajara, Jalisco, llegó a La Paz y comenzó a hacer este peculiar dulce a base de caramelo de fresa y ciruelas del monte saladas. Con el paso de los años, la receta se ha perfeccionado y se ha convertido en una tradición en Baja California Sur, ¡incluso exportándose a otros países!
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Un dulce versátil y único
La paleta de saladito no es solo una mezcla de dulce y salado; su versatilidad la convierte en un favorito. Si bien su sabor tradicional es una mezcla de caramelo con sal, muchos la disfrutan bañada en chamoy o espolvoreada con chile en polvo, agregando una capa extra de sabor que la hace aún más irresistible. Al igual que el mango con chile, la paleta de saladito juega con los contrastes de lo dulce, lo salado y lo picoso, haciendo que cada bocado sea una experiencia única.
Si alguna vez visitas Baja California Sur, no olvides llevarte un paquete de paletas de saladito para compartir con amigos y contarles sobre esta deliciosa tradición sudcaliforniana.