Desde hace más de un año la familia Amarillas, recibe la visita de una docena de estas aves, convirtiendo las mañanas en un escandaloso espectáculo natural, explican Manuel y Rosy, residentes del domicilio ubicado en calle Miguel L. de Legaspy entre Josefa Ortiz de Domínguez y Héroes de Independencia en el Centro de la ciudad de La Paz.
El propietario de la finca, Manuel Amarillas, indicó que hace más de un año llegan a diario por las mañanas para comer los frutos de sus árboles preferentemente guayaba, guamúchil, tatabe y tamarindo: “yo le digo a mi esposa que ya llegaron a desayunar, pero lo que más nos sorprende es que son aves de clima tropical y están viviendo aquí en La Paz en clima de desierto”.
Precisó que las aves llegan a las copas de los árboles de su casa, lugar donde se aprecia por las mañanas la manera en que las aves se alimentan arrancando los frutos con el pico, para después volar y posarse en los cables de electricidad o en la copa de los árboles para comer tranquilamente, “nosotros observamos desde el suelo siempre a distancia porque los loros nunca bajan a nivel del suelo, son animales muy desconfiados siempre permanecen en las partes altas”.
Se trata de una parvada de aproximadamente 12 ejemplares que aprendieron a sobrevivir en un clima seco, vuelan juntos, el tamaño de las aves es variado “hay grandes, medianos y hasta pequeños, están acostumbrados a ir y venir temprano por la mañana para alimentarse e irse volando con rumbo desconocido para regresar al otro día para alimentarse nuevamente”.
Expresó que a él y a su esposa les gusta mucho verlos comer y volar libres por lo que representa “para nosotros es el gusto por la vida misma y de todo los seres y plantas que rodean el entorno, por lo cual no interferimos con ellos”, afirma que solo disfrutan del espectáculo natural de recibirlos cada mañana en su domicilio.
El coordinador del Programa de Protección de la Tortuga Marina del Ayuntamiento de Los Cabos, Gabriel OIvera dio a conocer que la comunidad científica ya ha comentado el curioso caso de los loros monje que se han adaptado a vivir en la ciudad de La Paz, se trata de aves de la familia psittacidae de la cual derivan loros y guacamayas, estos en específico llevan el nombre científico de Myiopsitta monachus.
Explicó que estas aves son originarias de la selva América del Sur de países como Argentina y Brasil, son consideradas aves exóticas que se han adaptado muy bien al entorno sudcaliforniano, “se desconoce a ciencia cierta cómo llegaron estas aves a las calles de La Paz, pero se ha comentado que una persona sin familiares tenía las aves en jaulas en su domicilio y al fallecer fueron liberadas por los vecinos”.
Para finalizar Gabriel Olvera recomienda a la población no comprar ningún animal exótico, en caso de ya tener aves no endémicas pide a la ciudadanía cuidarlas muy bien para que no se escapen, ya que podrían desplazar a las especies locales.
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