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Guerrero Negro, la salinera más imponente del mundo esta ubicada en Mulegé

En Guerrero Negro, una población del municipio de Mulegé ubicado en la costa del Pacífico en Baja California Sur podemos encontrar la Salinera Guerrero Negro de la Exportadora de Sal (ESSA), la salinera más grande del mundo.

Roberto Gallegos fue empleado del ESSA por 14 años y actualmente opera una pequeña empresa turística que ofrece recorridos a la salinera y a la bahía Ojos de Liebre, Patrimonio de la Humanidad y santuario de la ballena gris.

En dicha salinera se pueden ver cientos de vasos de concentración de agua de mar. El cambio de paisaje es impresionante de estar en el desierto en donde proliferan los colores arenas y verdes oscuros pasamos a un paisaje blanco, rosa y gris. El blanco predomina tanto que fácilmente uno podría confundir el paisaje de sal con uno de nieve.

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Una de las grandes razones por las cuales se puede cosechar tanta sal en esta región es por la combinación de ciertos elementos naturales que interactúan para facilitar su extracción. Los elementos son el agua de mar, la topografía plana, el viento y los rayos potentes del sol.

“La extracción se hace por evaporación, nada del otro mundo”, explica Roberto. Agua del rico y vasto océano Pacífico se bombea a albercas llamados vasos de concentración, ahí se dejan por un periodo determinado de tiempo mientras los rayos del sol y el viento evaporan el agua hasta que cristaliza y se transforma en sal.

Cada vaso se clasifica dependiendo en la etapa de evaporación en la que este. Cuando un vaso esta completamente seco y listo para su cosecha, se programa su recolección a través de los Darts. Dependiendo del tamaño del vaso son los viajes que se tiene que programar. Al final toda la sal que se cosecha termina en la planta de lavado.

Algunos de ellos ya están blancos como la nieve, otros de ellos aún tienen agua y se distinguen por tener un color rosa.

El ESSA cuenta con mil 500 empleados que trabajan 365 días del año. Hay más de 33 mil hectáreas disponibles para su cosecha, una superficie más grande que toda la CDMX. Me comenta Roberto que es importante señalar que el proceso es natural y que no representa ningún riesgo a la naturaleza.

“Cerca de los depósitos de sal hay un santuario en donde cada año nos visitan cerca de 150 mil aves y queremos que así permanezca para el futuro”.

En la planta de lavado, la sal se lava, se clasifica y se embarca en barcos especiales que la llevan a la Isla de Cedros desde donde se exporta a diferentes partes del mundo.

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