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Leyenda Urbana: El mechudo y la perla del diablo de Baja California Sur

En las costas del Mar de Cortés, entre la isla San José y la isla San Francisquito, se encuentra Punta Mechudo, un lugar ubicado en San Evaristo a unas cuarenta millas de la Bahía de La Paz. En este lugar existe una Leyenda que es muy famosa entre los Sudcalifornios llamada “La Leyenda del Mechudo”, y que con el paso de los años ha pasado de boca en boca como parte de la historia del estado de Baja California Sur. En esas platicas de antaño donde los abuelos se reunían con sus nietos y contaban historias de suspenso para los pequeños, las cuales nos hacían dormirnos en la cama de nuestros papás por temor a que pasara algo de dichas historias.

Se dice que alrededor del año de 1897 fue que se llevaba a cabo el cultivo de perlas por parte de los Yaquis -indígenas de la región que venían del Estado de Sonora y que eran especialistas en el buceo- en aquella época la pesquería de perlas era muy importante para la economía del estado, por lo que a muchos Yaquis del estado de Sonora, donde era menor la pesquería, los mandaron al estado a realizar esta actividad, otros dicen que eran indígenas que se encontraban capturados por órdenes del General Porfirio Días para posteriormente mandarlos a trabajar a las Haciendas del Estado de Yucatán y que los obligaban a pescar estas perlas a costa de las consecuencias que esto traía, como eran los sangrados por la nariz, los oídos reventados, la descompensación del cuerpo y además que como estaban vigilados, no se les permitía utilizar ningún tipo de instrumento para defenderse como cuchillos o utensilios de ese tipo, por lo que solo utilizaban un palo con punta para defenderse de los depredadores marinos; otros dicen que fueron enviados por españoles para realizar la captura de estas perlas y lograr fines económicos con ellas.

La mayoría dice que lo Yaquis eran libres de efectuar esta actividad, a fin de cuentas en cualquiera de los casos, los buzos no tenían ningún tipo de traje como ahora los conocemos, ellos utilizaban su propio cuerpo y con ayuda de una pedazo de madera con punta es que se defendían de los animales marinos, además de que se amarraban alrededor de su cuerpo una especie de soga que nombraban soyate, protegiéndose el cuerpo con grasa y se metían a pescar las conchas que contenían las hermosas y famosas perlas, de las cuales se dice que lograban sacar en unas cuantas horas más de trescientas conchas.

La costumbre que tenían los buzos, era que cuando terminaban de pescar la última concha con sus hermosas perlas eran ofrecidas a la Virgen como agradecimiento por la buena pesca del día, este ofrecimiento se fue haciendo cada día más frecuente y de cierta forma tan riguroso que nadie se atrevía a omitirlo, siempre decían que iban por las perlas de la virgen, lo que quería decir que ya iban a terminar la jornada del día.

Un día, uno de los buzos, que algunos dicen que era hijo de españoles, por querer hacerse el valiente y sobresalir entre los demás, mencionó que él iba a bajar a buscar la perla del diablo o para regalársela al diablo… por lo que sus compañeros lo esperaron y esperaron, pero cuál fue la sorpresa que éste buzo blasfemo nunca más regreso a la superficie, por lo que los otros buzos que lo esperaban, al darse cuenta de esto, lo consideraron un castigo por sus palabras y salieron huyendo del lugar aterrorizados a contarlo a los demás lugareños…

.. y cuenta la leyenda que aquel desdichado fue visto, tiempo después, por otros buzos que bajaban al mar a conseguir más perlas; pero, que todos huían de las profundidades cuando se encontraban a aquel buzo aún buscando la perla del diablo, caminando sobre las arenas debajo del mar con unas melenas largas como mechas que flotaban sobre el agua… y que personas que han pasado por la Punta Mechudo de diversas embarcaciones cuentan que de repente emerge de entre el mar un individuo de larguísima melena y que al tratar de identificarlo y tratar de acercase a él, se vuelve a sumergir en el mar….

Todavía en la actualidad este lugar inspira a la gente cierto temor debido a la Leyenda del Mechudo, ya que aunado a esto parece que la naturaleza se pone en favor de la leyenda llenando a punta mechudo de una frecuente neblina y rocas tan impresionantes que al voltear tu mirada hacia ellas te invade la serenidad del lugar y a la vez retumba en tu pecho el choque del mar.

Punta Mechudo, provoca un ambiente tenebroso, sobre todo para aquellos que tienen que pasar por el lugar antes de salir el sol para navegar por las pesadas aguas del lugar.

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