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La mansión del general Francisco J. Mujica en La Paz: Historia, glamour y decadencia

En la calle Miguel L. Legaspi, entre Aquiles Serdán y Revolución de 1910, se alza una mansión de estilo francés que guarda un pedazo importante de la historia de México. Se trata de la Quinta Leticia, la emblemática residencia del general Francisco J. Mujica, una figura que estuvo a punto de convertirse en presidente de México pero cuyas ideas socialistas le cerraron las puertas de la presidencia.

La mansión, construida inicialmente a fines de la década de 1890 por la familia Ruffo, quedó en obra negra hasta que, en los años 40, fue adquirida por el general Mujica. Este último, quien había sido enviado a Baja California Sur por el presidente Manuel Ávila Camacho, aceptó el cargo de jefe político con la condición de tener control absoluto, sin delegados, lo que le permitió realizar importantes inversiones en la península.

La Quinta Leticia, cuyo nombre proviene de la esposa de Mujica, Carolina Escudero Luján, destaca por su arquitectura y acabados lujosos. La residencia fue diseñada por los mejores arquitectos e ingenieros de la época, y su construcción en ladrillo rojo incluye pisos de mármol italiano, cortinas de Londres, madera canadiense y candelabros de la casa Tiffany en Nueva York. La mansión también contaba con una cancha de tenis, un salón de baile, salón de música, salón de fiestas y una pileta o alberca para disfrutar de los calurosos veranos.

Hoy en día, la mansión presenta un estado de deterioro considerable. La segunda planta está en ruinas, sin techo y ocupada por palomas, mientras que la planta baja aún es habitada por dos mujeres, una de las cuales se llama Leticia. Los detalles originales de la residencia, como los pisos italianos, se conservan, pero el esplendor del pasado contrasta con el abandono actual.

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Durante su tiempo en Baja California Sur, el general Mujica se dedicó a ayudar a los más necesitados, con su esposa Carolina organizando distribuciones de alimentos, ropa y vales para los residentes locales. Sin embargo, tras el surgimiento del Frente de Unificación Sudcaliforniana (FUS) en 1946, Mujica renunció y la mansión pasó a ser un prostíbulo conocido como “Tiko Tiko” y, posteriormente, “La Quinta Dorita II”.

Actualmente, la mansión sigue de pie, con accesos desde la calle Legaspi y Serdán. Aunque el esplendor de antaño se ha desvanecido, la Quinta Leticia sigue siendo un testimonio de la historia y el glamour de una figura que marcó un hito en la política y la historia de México.

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