
Baja California Sur se destaca como un productor nacional de perlas, pero con un enfoque muy diferente al del pasado. Mientras que en la antigüedad la explotación de estas gemas marinas llevó al saqueo y agotamiento de los recursos, hoy en día, la producción de perlas en la región está regulada y protegida, con un fuerte énfasis en la sostenibilidad y la conservación.
Actualmente, en La Paz se cultivan perlas a través de métodos controlados y responsables. La empresa “Perlas de La Paz”, ubicada en Isla Gaviotas frente a Pichilingue, es una de las dos compañías en México dedicadas al cultivo de perlas. Omar Camacho Orozco, director de la empresa, explica que el proceso de cultivo puede durar entre 4 y 6 años, dependiendo de la ostra. Durante este tiempo, se realiza una “cirugía” para inducir la formación de la perla, un procedimiento que también permite la extracción y reinserción de una nueva perla en la misma ostra.

La explotación histórica de perlas en la región fue intensa, con una sobreexplotación que condujo a la casi extinción de las ostras productoras de perlas. Los antiguos californios, los españoles y las compañías europeas, incluidos el francés Gastón Vives, contribuyeron a la sobreexplotación. El proceso histórico de esta explotación se aborda en las visitas guiadas de “Perlas de La Paz”, que no solo muestran el proceso de cultivo moderno, sino también la rica historia de las perlas en la región, desde la época de Hernán Cortés hasta la actualidad.
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Hoy en día, el cultivo de perlas está regulado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que expide los permisos necesarios para garantizar que las prácticas sean sostenibles. Las visitas guiadas a “Perlas de La Paz” ofrecen una visión educativa y detallada del cultivo de perlas, con precios que van desde 650 hasta 850 pesos. Un porcentaje de los ingresos de estas visitas se destina a la restauración de los corales, ayudando a devolver algo al mar y a mantener el equilibrio ecológico.
Esta revitalización del cultivo de perlas, combinada con la protección ambiental y la educación sobre la historia de las perlas en la región, refleja un esfuerzo por preservar y celebrar una tradición que, aunque una vez explotada, ahora se maneja con respeto y cuidado hacia el medio ambiente.